26 de febrero de 2010

LAS MALAS MADRES...

"Yo no soy una buena madre. Y probablemente usted, que me lee, tampoco. Si usted ha decidido quedarse en casa y consagrase al cuidado de sus hijos es usted una madre hiperprotectora, amén de un parásito, un ser que vive a expensas de otro y a espaldas de las verdaderas preocupaciones y dificultades de la vida.

Si usted trabaja fuera de casa entonces desatiende usted a sus hijos, y nadie valorará el hecho de que tenga usted que hacer verdaderos malabarismos para conciliar la vida familiar y la laboral. Lo peor de todo es que unas madres y otras van acusándose mutuamente: la que se queda en casa arremete contra la que trabaja, y viceversa, como si no fuera suficiente con recibir los ataques de los pediatras, los psicólogos, los especialistas en sueño, los periodistas, las madres, las suegras y las cuñadas.

Nosotras, las madres de hoy, aseguran ciertos psicoanalistas, somos la fuente de todos los problemas de nuestros hijos, porque tenemos demasiada fuerza y le hemos robado la autoridad a los padres. Si su hijo es hiperactivo, si tiene rabietas, si insulta a otros niños en el colegio, la culpa será siempre de usted, porque o bien le consiente demasiado o bien no le atiende lo suficiente.

¿Y dónde están esos padres a los que les hemos robado la autoridad? ¿Cuánto han luchado para defenderla?

Nadie culpará al padre, nadie cuestionará nunca que el padre trabaje fuera de casa o viaje. Pero ¡ay de usted si lo hace! No solo tendrá que enfrentarse al goteo constante de comentarios más o menos directos o indirectos por parte de su madre, de su suegra, de las madres de los compañeros de cole de su retoño, sino, sobre todo, tendrá usted que lidiar con su propio sentimiento de culpa, que no la dejará vivir.

Yo no soy una buena madre. Trabajo fuera de casa y además viajo. Dejo a mi hija con canguros. Tengo novios y vida social. No le he proporcionado a mi hija ese entorno familiar estable que entronizan los manuales de pediatría y las revistas de papel couché.

No soy una buena madre pero pago las facturas de mi hija (el colegio, la comida, los canguros, la ropa, los juguetes, el pediatra y, muy a mi pesar, las Barbies), apenas duermo para poder llevarla al colegio todos los días, dedico la mayor parte de mi tiempo libre a su cuidado y todo mi espacio mental a pensar en ella.

No soy una buena madre, como no lo somos ninguna. Es lo más parecido a lo que vivíamos en la primera adolescencia. La que intimaba con los chicos era una p**a, la que se resistía era una estrecha: no había término medio. El caso es que nunca llueve a gusto de todos y una mujer nunca hace las cosas bien.

A la madre nunca se le valora lo que hace y para colmo no tiene derecho a quejarse, so pena que se le diga que... es una mala madre. Nuestra sociedad es perfeccionista y quiere individuos perfectos. Superhombres que se afeiten con acabado impecable, que conduzcan coches que apenas hagan ruido, que vayan al gimnasio tres veces por semana. Supermadres de brillante sonrisa y silueta juncal, triunfadoras en todos los ámbitos, adoradas por sus maridos y respetadas por sus jefes, y criadoras de niños sanos y emocionalmente estables. Nuestra sociedad ha convertido el goce en un modelo, y el goce inmediato en el valor supremo. Y un niño no es goce ni inmediatez. Un hijo implica renuncia y perspectiva. Y sobre todo, implica aceptar que la perfección no existe.

Usted, que me lee ¿está con los nervios de punta porque no le da tiempo a hacer todo lo que debería?, ¿tiene diez kilos de más?, ¿no tiene tiempo para ir al gimnasio y, si lo tuviera, lo emplearía en dormir?, ¿desearía que a veces fuera él el que se ocupara de la compra, de la colada, de los biberones y de la visita al pediatra?, ¿a veces se enfada, a veces está harta, a veces llora y a veces, mucha veces, no está en condiciones de dar lo mejor de sí misma?

Estupendo. Bienvenida al Club de las Malas Madres. Recuerde: no somos las mejores pero somos la mayoría."

Artículo de Lucía Exteberría "El club de las malas madres"

22 de febrero de 2010

BIENVENIDO, MARIO


Nació el sábado a las 18,01 horas y desde entonces, Mario, que así se llama mi nuevo sobrino, ha supuesto un soplo de vida para sus padres y para toda la familia en general. Cuando en estos tiempos de crisis nos preocupamos por el dinero, por cómo llegar a fin de mes o cómo salvar la hipoteca, estamos subestimando nuestras verdaderas prioridades como seres humanos. Sobrevivir es importante, pero aún más lo es vivir…

En el libro “Mujeres que corren con los lobos”, de Clarissa Pinkola Estés, se afirma acertadamente que “la diferencia entre vivir desde el alma y vivir solo desde el ego radica en tres cosas: la habilidad de percibir y aprender nuevas maneras, la tenacidad de atravesar senderos luminosos y la paciencia de aprender el amor profundo con el tiempo. Sería un error pensar que se necesita ser un héroe endurecido para lograrlo. No es así. Se necesita un corazón que esté dispuesto a morir y nacer, y nacer y morir una y otra vez”.

En estos tiempos de estrés y de ansiedad contenida, lo verdaderamente importante son cosas como éstas, tan sencillas como increíbles a la vez. El nacimiento es uno de los momentos más emotivos y a la vez más naturales que como seres humanos podemos vivir. Mario ha llegado como muchos niños para mejorar este mundo, para hacernos insignificantes a los mayores, para engrandecer los valores y pautas de esta sociedad ennegrecida tantas veces por el odio y el rencor.

Bienvenido Mario y que tu alma de ángel perdure toda tu vida…

15 de febrero de 2010

ADIÓS, FERNANDO...



Conocía poco de su faceta profesional, pero el flamenco puro le corría por las venas desde su nacimiento. Hijo del gran cantaor Fernando Terremoto, y con la enorme carga moral que ello representaba, supo abrirse por méritos propios una carrera brillante que todavía tenía mucho que decir.
La injusticia del destino le deparó una dura enfermedad de la que supe por un buen amigo hace tiempo y que ayer se lo llevó para siempre. Tuve el placer de conversar con él hace unas semanas en el transcurso de un acto público en la ciudad y gocé de sus palabras y de sus firmes proyectos de futuro. Me habló de su nuevo disco... pero tuve el pálpito de que su enferma voz le delataba. Su actitud me resultó la de un hombre cálido, sencillo y sereno; humilde y trabajador y sobre todo enamorado de su profesión, que encumbró el nombre de Jerez y del arte de esta parte del sur de España.
Sin embargo, dicen los que los conocían a fondo que la decadencia vital de Fernando había comenzado, y esa sexta intuición que tenemos las mujeres me hizo presagiar su cruel final; de cuerpo presente pero el alma en el aire...
Su nombre pasará a la historia y engrosará los grandes libros del flamenco, de la historia de Jerez y de la saga de una familia de grandes artistas. Pero ahora su vida ha dado paso al mito, a pesar de su juventud y de su proyección artística creciente. El Festival de Jerez lo homenajeará en esta edición donde ya no estará.... Descansa en paz Fernando.

9 de febrero de 2010

CINE EN ESTADO PURO...



Nominada a seis premios Óscar, es uno de los films de Hollywood más impactantes por la realidad social que presenta. Cine en estado puro que está siendo objeto de imponentes críticas, y que nos hacen pensar en la dureza y la crueldad del mundo estereotipado en el que vivimos. Precious es la historia de una adolescente víctima del maltrato físico y psicológico más absoluto, llevado al nihilismo que es capaz de anular al ser humano.
Su protagonista, un personaje capaz de enfrentar los más dificiles retos; aquellos que la sociedad coloca en tu camino y convierte a los más indefensos en diana de los más viles ataques. Al final, como en la vida, la moraleja nos alecciona que siempre es posible un mundo mejor...
Enlace de interés

2 de febrero de 2010

LOS ÁRBOLES PERDIDOS


Nacen en silencio. Sus raices abundan subrepticiamente sobre la tierra fijando su espacio casi de puntillas. Sus movedizas arenas apenas dejan entrever en lo que luego se convertirán.
Poco a poco sus esqueletos vivos, de sabia y de madera, se conforman gracias a la luz y al impulso que los seres celestes han ido ejerciendo sobre ellos. Sin embargo pronto se alzarán en taludes casi solitarios, frondosos y omnipresentes y no recordarán los elementos que les ayudaron a crecer, a convertirses en el eje de un inmenso bosque.
Se tornan recelosos de su entorno y grandilocuentes en su magna posición que les hace ver todo desde un punto de vista cenital, a los que pocos seres humanos llegamos casi a asomarnos. Esos árboles nos demuestran entonces su hegemonía y nosotros, seres de carne y hueso siempre volátiles y prescindibles, apenas susurramos un poco de la ayuda que un día les prestamos.
La naturaleza como la humanidad cambia y un día, tal y como reza un dicho hindú, "el ruido de un árbol cayendo nos impide escuchar como crece el bosque". En ese momento, donde todos mostramos nuestro verdadero espíritu, el estruendo de la caída se torna insoportable y los pequeños ejemplares que siguen creciendo sin hacer ruido apenas son perceptibles. Un momento sin duda para recordar donde estamos, de dónde venimos y quienes nos rodean en este dificil entramado verde que es la vida...