24 de marzo de 2010

LA BUENA AMISTAD

Las despedidas por lo general son tristes, hay tantos motivos por los que uno se despide... Aprendemos a despedirnos de pequeñas el primer día de colegio, acabas de llegar de la mano de tu madre y te recibe una desconocida, los otros niños se encuentran como tú y te quedas en un patio lleno de gente, sola, sin saber cuándo y quién vendrá a recogerte, hasta que el tiempo te enseña que todos los días a la hora de salida, te están esperando.

En otra etapa de tu vida saboreas la despedida, los besos de amor a los dieciséis te hacen vivir la eternidad en un encuentro, deseas que caiga la noche y llegue el momento de decir hasta mañana... Sabes que mañana también tendrás otra maravillosa despedida, hasta que ese amor también se va y la decepción se apodera de tí, piensas que nadie volverá a acariciarte la mano, a besarte y a desear igual que tú que llegue el día siguiente.

El tiempo pasa y aprendes a decir adiós, lo más doloroso es el adiós eterno, crees que no podrás vivir sin quién ha obrado el milagro de que hoy seas quién eres, te eligió sin conocerte, te enseñó lo que sabes, te advirtió del dolor y te curó tus heridas, te quiso como nadie te ha querido ni te querrá jamás, y aún siendo parte de ella, te deja y se va.

A lo largo de la vida aparecen personas de las que no quisieras despedirte jamás, son aquellas que cada día te hacer ser mejor, caminan a tu lado, son generosas, alegran tu existencia y te ayudan a afrontar las difíciles situaciones que se presentan día a día, son tu complemento y es por lo que deseas que siempre permanezcan a tu lado. No siempre puedes conseguir que sea así, hay veces que no depende de tí, pero si las circunstancias nos sitúan en distintos caminos y por ambas partes existe el apego sincero de la amistad... No permitas el desencuentro. Busca en el mapa ese punto en el que cruzan senderos que unen lugares lejanos, desconocidos, aislados y perdidos; roba tiempo al calendario, ponte la mejor de tus sonrisas y sal a reencontrarte con quien a pesar de la distancia y la lejanía sigue siendo parte de ti.

Aprendamos a despedirnos sabiendo que sí queremos volver a vernos. Siempre nos estaremos esperando.

(Enviada por mi amiga Nati)

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