Una noche mágica donde se palpó la ilusión y se reconoció la labor del equipo de voluntarios, hombres y mujeres, que cada día sin pedir nada a cambio ayudan a cientos de familias y enfermos de la ciudad; y no son por ello noticia.
La última y fría estadística de 2009 habla de 740 nuevos casos diagnosticados en el término municipal, el 25% de ellos asociados al cáncer de mama (el más numeroso), el 15 al de colon y el 13% al cáncer de pulmón.
Para los que la padecen toda ayuda es poca, y la prevención pasa sin duda por el diagnóstico precoz. Es por ello que desde este colectivo se insiste cada día en el mismo mensaje: toda colaboración es valiosa porque cuanto antes se detecte esta cruel enfermedad antes se puede sanar. De hecho el 60% de los diagnosticados superan este mal, sin duda el más feroz del siglo XXI, lo que da alas a la esperanza.
A sus 166 socios enhorabuena por el éxito de la organización, a sus 500 comensales gracias por su solidaridad y a la treintena de personas que cada día trabajan sin descanso y con una sonrisa en la mandíbula junto a los enfermos, un millón de gracias en nombre de ciudadanos anónimos como yo.
Pero sobre todo gracias a Mari Carmen, la doctora Francisco; presidenta a su vez de la Sociedad Andaluza de Cuidados Paliativos por su dedicación incansable durante la última década, en la que ha atendido junto a su equipo a más de 1.300 familias de la ciudad. Esas que no tienen rostro, ni salen habitualmente en la prensa ni copan los grandes titulares que como hoy nos llevan a otras miradas, hacia asuntos políticos y económicos sin trascendencia emocional.
Gracias a personas como ella, que les atienden y escuchan, el tránsito por el dolor, el físico y el del alma es más sutil y más delicado; el provocado por un padecimiento con demasiadas caras y ningún rostro…