Vivimos en una era de cambios, de transformaciones y reivindicaciones, ...; donde la crisis está jugando un papel imperativo en el futuro de la profesión periodística y las mujeres estamos llamadas a jugar un rol decisivo. Teniendo en cuenta de que en la actualidad no se puede renunciar al talento de la mitad de la población, las mujeres periodistas (como hemos hecho antaño en otras épocas de la historia) no debemos separarnos de la lucha por la igualdad de oportunidades y ser partícipes de nuestro propio destino, de ser parte, de poder decidir allí donde los cambios se producen y en definitiva de ser tenidas en cuenta. Alzar nuestra voz y nuestro voto en el actual mercado laboral no es solo una exigencia en clave de género sino una cuestión necesaria para el denostado estado de la profesión donde en la actualidad ocupamos mayor espacio que los hombres y donde no se mide de igual modo la eficiencia y la rentabilidad del género femenino. La histórica relación de desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres se evidencia de forma significativa en el periodismo donde aún hoy ocupar puestos de responsabilidad y desempeñar el ejercicio del poder está reñido con la compatibilidad de nuestra vida laboral y familiar. Decidir entre nuestra responsabilidad como madres, y nuestras legítimas aspiraciones como periodistas comprometidas con la profesión representa una dura pugna en el que no todas estamos dispuestas a entrar. Avanzar hacia la igualdad en el sector periodístico es una cuestión de justicia social donde cada día hay que realizar esfuerzos que entran en conflicto con la moral individual. Hoy más que nunca debemos ser valientes, tomar impulso y continuar la lucha que nos lleve a una igualdad plena y efectiva y aleje para siempre el fantasma de la discriminación. Ánimo compañeras.
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