3 de junio de 2011

EL EMBRUJO DE SANLÚCAR


Desde hace escasas semanas tengo mi destino laboral en Sanlúcar. Consciente del poder que antaño esta tierra tuvo y el papel que sus gentes marcaron en el devenir histórico de España, me asomo a sus calles con el respeto y la curiosidad de quien descubre, cual niño con ojos ensimismados en la aventura, la belleza de sus calles, sus plazas, sus edificios señoriales y de forma especial en sus gentes.

Gentes que encierran la sapiencia y la sabiduría de siglos de señorío, de un comercio próspero y floreciente, de una historia de catadura Real y una cultura embriagadora que embruja a quien a ella se asoma en todos los sentidos: desde la gastronomía, el paisaje, su conjunto histórico-artístico y su singular clima.


Los sanluqueños y las sanluqueñas destilan, en mi percepción más fugaz, un aire de honradez, de sencillez y de buen gusto; tres señas de identidad muy lejanas a las que hoy por hoy caracterizan a los ciudadanos del mundo, cada vez más anquilosados en los personalismos y menos dotados para lo que llaman humanidad.
Reconozco, pese a que siempre me habían contado en plural las excelencias de esta ciudad, que Sanlúcar de Barrameda me ha cautivado con su especial embrujo, los de sus días y los de sus noches. Me paseo estos días por su casco histórico sorprendida de la belleza visual de sus rincones como la Cuesta de Belén, el Palacio Ducal, el Palacio Municipal, o su tradicional Mercado sin olvidar las fachadas de buena parte de sus iglesias y el férreo arraigo de la tradición religiosa.

Un recorrido hecho desde el corazón y desde el reconocimiento de la belleza del patrimonio cultural andaluz, único e indescriptible, como esta milenaria ciudad…


Articulo publicado en www.sanlucardebarrameda.tv












3 comentarios:

david dijo...

me alegro de tu nuevo destino Susana

david dijo...

me alegro mucho de tu nuevo destino Susana

Paz Pérez dijo...

enhorabuena Susana! y a revolucionar Sanlúcar