22 de febrero de 2010

BIENVENIDO, MARIO


Nació el sábado a las 18,01 horas y desde entonces, Mario, que así se llama mi nuevo sobrino, ha supuesto un soplo de vida para sus padres y para toda la familia en general. Cuando en estos tiempos de crisis nos preocupamos por el dinero, por cómo llegar a fin de mes o cómo salvar la hipoteca, estamos subestimando nuestras verdaderas prioridades como seres humanos. Sobrevivir es importante, pero aún más lo es vivir…

En el libro “Mujeres que corren con los lobos”, de Clarissa Pinkola Estés, se afirma acertadamente que “la diferencia entre vivir desde el alma y vivir solo desde el ego radica en tres cosas: la habilidad de percibir y aprender nuevas maneras, la tenacidad de atravesar senderos luminosos y la paciencia de aprender el amor profundo con el tiempo. Sería un error pensar que se necesita ser un héroe endurecido para lograrlo. No es así. Se necesita un corazón que esté dispuesto a morir y nacer, y nacer y morir una y otra vez”.

En estos tiempos de estrés y de ansiedad contenida, lo verdaderamente importante son cosas como éstas, tan sencillas como increíbles a la vez. El nacimiento es uno de los momentos más emotivos y a la vez más naturales que como seres humanos podemos vivir. Mario ha llegado como muchos niños para mejorar este mundo, para hacernos insignificantes a los mayores, para engrandecer los valores y pautas de esta sociedad ennegrecida tantas veces por el odio y el rencor.

Bienvenido Mario y que tu alma de ángel perdure toda tu vida…

1 comentario:

Laura dijo...

Mi sobrino también se llama Mario...¡Qué bonito nombre!
¡qué bonito bebé!
¡Qué bonita esta entrada!