11 de marzo de 2013

CONTRA LOS PERIODISTAS, NI UN HOSTIGAMIENTO MÁS




La Junta Directiva de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), reunida en Madrid para examinar el estado de la profesión, ha constatado el creciente acoso que están sufriendo los periodistas en el ejercicio de su profesión.

La FAPE denuncia que este clima de hostigamiento tiene como objetivo limitar los derechos constitucionales a la libertad de expresión y de información.
La agresión a la periodista Soledad Arroyo, de Antena 3, por los escoltas de la ministra de Sanidad, Ana Mato, y los miembros de seguridad del Reina Sofía, ha sido el último capítulo de una serie de obstáculos a la tarea de los periodistas que venimos observando en las últimas semanas.

Esta agresión se une a las querellas contra medios periodísticos, ruedas de prensa sin derecho a preguntas, la reclusión de los periodistas en salas aisladas para evitar que hagan preguntas, video comunicados y declaraciones en video blogs o en twitter y demás enlaces de sonido y fotos con los que los políticos tratan de convertir la información en propaganda.
También hemos recibido denuncias desde varias Asociaciones de la Prensa acerca de presiones y vetos a los profesionales que publican noticias que los políticos juzgan contrarias a sus intereses particulares.

El ninguneo de los políticos a los periodistas tiene una de sus máximas expresiones en las ruedas de prensa sin derecho a preguntas.

Los periodistas no solo tenemos la obligación de informar a la ciudadanía de los hechos. También debemos ejercer nuestro papel de control de los poderes y este papel se ejerce a través de las preguntas que hacemos en nombre de los ciudadanos.

Esta tarea viene avalada por sentencias del Tribunal Constitucional que atribuye a los medios de comunicación el papel de “intermediario natural” entre la noticia y cuantos no están en condiciones de conocerla directamente.
La FAPE considera que no se puede estar negando sistemáticamente el derecho de los ciudadanos a recibir información veraz y de interés público, sobre todo en aquellos casos en que se ha registrado un uso irregular de los fondos públicos.

Los políticos, como representantes públicos que gestionan los intereses de los ciudadanos, están obligados a poner en su conocimiento todas sus actividades con absoluta transparencia, y eso se hace a través de los periodistas.

La jurisprudencia constitucional subraya que el derecho a la intimidad personal y familiar se encuentra limitado por las libertades de expresión e información y ello tiene lugar cuando se produce un conflicto entre tales derechos.

La preponderancia del derecho de información sobre el de intimidad se produce cuando los hechos denunciados son de interés público, son veraces y pueden contribuir al debate en una sociedad democrática.

Los periodistas también sabemos que lo que no es veraz, no es información, es otra cosa bien distinta. Nuestro Código Deontológico subraya que el periodista “deberá fundamentar las informaciones que difunda, lo que incluye el deber de contrastar las fuentes y el de dar la oportunidad a la persona afectada de ofrecer su propia versión de los hechos”.

Situar a los periodistas como “culpables” de difundir información veraz y de interés general porque no conviene a los intereses de un determinado partido o de un determinado político, es equivocarse de objetivo, eludir las responsabilidades y hacer un flaco favor a las libertades en nuestro país.

Ante esta situación, la FAPE hace un llamamiento al Gobierno y a todos los representantes públicos para que se comprometan a facilitar la tarea de los periodistas, en lugar de seguir poniendo obstáculos que atentan contra los derechos de los ciudadanos y debilitan la fortaleza de la democracia, de la que la prensa es uno de sus pilares fundamentales.
* La FAPE es la primera organización profesional de periodistas de España con 48 asociaciones federadas y 16 vinculadas que en conjunto representan a más de 20.000 asociados.

8 de marzo de 2013

TODOS SON 8 DE MARZO



En mitad de un mundo al revés y un país en decadencia, las mujeres de nuevo sacamos pecho y corazón.

Las estadísticas no mienten cuando dicen que somos la mitad del paro, de la población activa...., y todo eso a pesar de habérseles quitado prestaciones como cuidadoras o como madres.

Todos los días deberían ser 8 de marzo, porque cada día cuando suena el despertador se inicia nuestra lucha diaria sin que tan siquiera nadie te pregunte si ese día tienes fuerzas tal vez para ponerte en pie.

Vivir contra el reloj, demostrar nuestra valía, recuperar nuestro sitio en la historia mientras los puestos de responsabilidad, el acceso a la formación continua o reglada cada vez es más difícil de encajar en nuestras agendas imposibles e inhumanas. Es el día a día de una lucha más viva que nunca.

A aquellos que siguen calificando esta jornada como innecesaria y feminista habría que recordarles que en muchas cuestiones de nuestras vidas no han cambiado demasiado las cosas: seguimos siendo las que llevamos la mayoría del peso en el cuidado de los hijos, de nuestros ancianos, de la casa, del trabajo, de nuestras relaciones sociales; no sin dosis de sacrificios personales y de guardar en el trastero mucho de nuestros sueños.

Somos sólo culpables de ser sensibles, humanas, solidarias y generosas sin pedir nada a cambio; de mirar por los demás antes de que por nosotras mismas, de renunciar a nuestras carreras para que nuestras parejas masculinas o nuestros hijos tengan más espacio para su desarrollo personal y profesional.

Cada día que pasa estoy más convencida de que precisaríamos muchas jornadas en las que por lo menos alguien nos de una palmadita en la espalda; eso sí, sin dejar de trabajar porque el de hoy es un día como otro cualquiera aunque en nuestras corazones lo consideremos festivo.

El camino hacia la igualdad efectiva entre hombres y mujeres es todavía largo, y ni mucho menos equilibrado y justo en términos sociológicos. Se nos exige dobles esfuerzos en todas las facetas de esta sociedad, tan modernizada y a la vez tan pobre en bienestar social con tantos pasos atrás.

Estoy orgullosa de ser mujer, pero consciente de que como ha ocurrido siempre a lo largo de la historia, que el arranque y la fuerza por cambiar conceptos y modelos sociales nos corresponde a nosotras y a nadie más.

Seguramente, en miles de casos de mujeres ejemplares, nadie hablará de ellas cuando hayan muerto, como refería el título de la famosa película de Agustín Díaz Yanes. De otras se las reconoce poco a poco en vida. Pero cuando tenemos que reivindicar algo todavía tenemos que echar un vistazo de siglos atrás para reconocer la labor impagable de mujeres como Clara Campoamor, Victoria Kent, la periodista Carmen de Burgos, etc.

8 de marzo por siempre…